domingo, 24 de enero de 2010

Misticismo, amor y sensualidad en la poesía de Santa Teresa de Jesús.

Teresa de Ahumada nació en Ávila, el 28 de marzo de 1515 y murio el 4 de octubre de 1582.
 Desde sus más breves años comenzó a sentir mística exaltación, y a los 7 años huyó de su casa con un hermano, para ir a buscar martirio.
Vuelta al hogar, a los doce años pasó por el dolor de perder a su madre, lo que la afectó en extremo y pareció decidir su vocación religiosa.
A los 16 años entró en el convento de Santa María de Gracia, llevada por su padre a causa de sus malas frecuentaciones, entre ellas la de una prima, y de las exageradas lecturas de libros de caballerías.
El 3 de noviembre de 1534, a los 19 años de edad, profesó en el convento de la Encarnación de Ávila. Poco después cayó gravemente enferma y su padre la llevó a baños minerales: sentía los primeros síntomas de sus neurosis. En 1537, en casa de su padre, sufrió un ataque de parasismo, y durante dos años estuvo paralítica.
Curó, y durante bastantes años su fe anduvo bastante entibiada, hasta que volvió al pasado ardor religioso por que, según dice ella, Cristo se le apareció con airado semblante. Entonces creyó que la causa de su frialdad provenía de su demasiado frecuente trato con seglares, y resolvió reformar la orden del Carmelo, a la cual pertenecía, y fundar religiones de monjas descalzas y enclaustradas.
Hora era de que llegaran estas reformas, pues la orden estaba del todo relajada. En su empresa tuvo grandes dificultades que vencer, pero le ayudaron eficazmente una de sus hermanas, otros parientes, varios señores piadosos y la duquesa de Alba.
Sus principales obras son en prosa: amenas unas veces, especiosas otras, son pruebas de que la santa, que tanto se queja en ellas de su falta de letras, era una gran estilista. En cuanto a sus poesías, fueron compuestas en ciertos momentos de mayor ardor místico, por la que ella decía que la Divinidad se las inspiraba. Toda su poesía está cargada de una profunda búsqueda del encuentro con  Dios, a través de una gran carga de sensualidad con un ropaje místico, haciendo de su entrega  un simbolismo permanente en su relación con Jesús, hijo de Dios.


VIVO SIN VIVIR EN MÍ


Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí:
cuando el corazón le di
puso en él este letrero,
que muero porque no muero.

Esta divina prisión,
del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que sólo me resta,
para ganarte perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba,
que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva:
muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios que vive en mí,
si no es el perderte a ti,
para merecer ganarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.


"La anunciación"- Fray Angélico

SOBRE AQUELLAS PALABRAS
"DILECTUS MEUS MIHI"

Ya toda me entregué y di,
y de tal suerte he trocado,
que es mi Amado para mí,
y yo soy para mi Amado.

Cuando el dulce Cazador
me tiró y dejó rendida,
en los brazos del amor
mi alma quedó caída,
y cobrando nueva vida
de tal manera he trocado,
que es mi Amado para mí,
y yo soy para mi Amado.

Hirióme con una flecha
enherbolada de amor,
y mi alma quedó hecha
una con su Criador;
ya yo no quiero otro amor,
pues a mi Dios me he entregado,
y mi Amado es para mí,
y yo soy para mi amado.

jueves, 14 de enero de 2010

La sensualidad del desnudo detras del mito en la pintura de Artemisia Gentileschi

 "Danae" - 1612 - Museo de San Luis , USA.

Artemisia Gentileschi  (Roma, 8 de julio de 1593 - Nápoles, 1654).
Pintora del Barroco, artista femenina precoz de gran importancia a principios de la era moderna europea, dedicada a los retratos, obras bíblicas y alegorías.
En esa época la mujer era discriminada del arte por sus pares varones, siendo la Academia de Bellas Artes sólo para varones, pero el hecho de ser hija de un pintor (Orazio Gentileschi), le permitió conocer a El Caravaggio, de quien adoptó el estilo claroscuro.
Si la vida de las mujeres en el arte era de por sí difícil debido a los impedimentos sociales y académicos, la de Artemisia Gentileschi fue más difícil aún por su historia personal. Despues de un intento de violación por parte de su preceptor privado Agostino Tassi, compañero de trabajo de su padre, quien confesó el hecho y fue condenado a un año de prisión y al exilio, a sus 20 años contrae matrimonio y va a vivir a Florencia donde con la ayuda de sus mecenas (familia Medicis), logra alcanzar una buena posición dentro del círculo de pintores.
También realizó trabajos en Génova y Venecia donde conoció al gran maestro belga Anthony van Dyck.
Gentileschi fue invitada a trabajar por 3 años en la corte del rey Carlos I de Inglaterra, lugar donde permaneció hasta la muerte del monarca.
Considerada como una de las primeras pintoras del Barroco, pintó escenas históricas y religiosas en una época en la que ciertos temas no eran aceptados para las mujeres artistas.

Artemisia Gentileschi  heredó de su padre la pasión por el dibujo y le sumó su propio espíritu dramático, inspirada en las obras de Caravaggio. En 1610, y con diecisiete años de edad, firmó su primera obra titulada Susana y los viejos,una historia del Antiguo Testamento que cuenta la tragedia de Susana, una joven que siendo sorprendida por dos ancianos cuando iba a darse un baño, trataron de violarla. Este tema le permitíó representar el desnudo femenino, con una gran sensualidad y dramatismo.
Artemisia Gentileschi conoce las pinceladas de El Caravaggio y de Van Dyck y de ellos copiará el claroscuro, pero sólo su sensibilidad es la que le permite la representación del desnudo femenino con gran dramatismo y sensualidad y un manejo delicado de las proporciones. El dominio de la luz, crea el centro de interés sobre el elemento que consideraba principal en cada escena, obligando al espectador a dirigir la mirada. Se valió siempre de pasajes bíblicos, históricos y míticos para justificar el desnudo femenino, evitando así la censura.

 "Venus y cupido" -1625-30


"Susana y los viejos" - 1622


"Susana y los viejos"- 1610

"... la belleza ha sido degradada y explotada en nuestro sensual siglo XX "... La sensualidad del desnudo femenino en la fotografía de Ruth Bernhard.

Una de las grandes fotógrafas del desnudo femenino: Ruth Benhard (Berlín, 1905-Nueva York, 2006). Hija de un diseñador gráfico y tipógrafo, Lucian Bernhard, tras estudiar en la Academia de Bellas Artes de Berlín, se trasladó a Nueva York. A principios de los años 30 conoció a Berenice Abbot, que fue ayudante de Man Ray, y una magnífica reportera de la ciudad de los rascacielos. Hacia 1935, entró en contacto con Edward Weston, que se convirtió en su mentor. Posteriormente, se relacionó con el famoso Group f/64 de la costa Oeste de USA.

Realizaba sus instantáneas en el estudio, tras un laborioso proceso de iluminación. Ella aprovecha los efectos de la iluminación artificial para destacar la belleza sincera y sensualidad del cuerpo femenino. Ruth Bernhard acabaría convirtiéndose en una destacada fotógrafa del desnudo femenino del s. XX.
Ruth Bernhard dijo en una ocasión:Si he elegido la forma femenina en particular es porque la belleza ha sido degradada y explotada en nuestro sensual siglo XX. La mujer ha sido objeto de muchas cosas sórdidas y baratas, sobre todo en la fotografía. Mi misión ha sido elevar y fomentar la imagen de la mujer con una referencia atemporal”.


 
 "Torso clásico" - 1952



 "Westsilk" - 1938


Perspectiva II - 1967